Urdaibai define las obras del chalé de los Atutxa a pie de playa como «urbanas»
Casi tres meses después de la denuncia de los ecologistas, el Patronato de la reserva de la biosfera de Urdaibai (que gestiona entre otros asuntos cualquier actuación urbanística fuera de áreas urbanas de los 22 municipios que conforman la reserva) se ha pronunciado sobre las polémicas obras de la familia Atutxa a pie de la playa de Mundaka.
Como ya informó este blog en mayo, los propietarios de un chalé bifamiliar (entre ellos Iskander Atutxa, arquitecto e hijo de Juan María Atutxa, ex consejero de Interior del Gobierno vasco y dirigente histórico del PNV) han acometido las obras de refuerzo del terreno que lo sustenta con un proyecto técnico desconocido porque el Ayuntamiento de Mundaka no lo ha facilitado, sin el informe del Patronato de Urdaibai y el permiso concedido por la Demarcación de Costas, fechado el 26 de octubre de 2015, no permite usar la playa para el paso de excavadoras (que si se ha realizado como se ve en las imágenes tomadas por los ecologistas).
Las obras en el chalé de Mundaka se acometieron por el derrumbe de la ladera tras los temporales sufridos el pasado año, que la asociación ecologista Zain Dezagun Urdaibai, que denunció este caso en abril, atribuye también a la tala de árboles, que nacen en la ribera del mar, por parte los propietarios “para que no le quiten las vistas”. Los trabajos han consistido en la construcción de una escollera de más de 4 metros de alto y cerca de 40 de ancho.Los ecologistas sostienen que la escollera “invade ya tres metros” del dominio público marítimo-terrestre y han puesto una denuncia administrativa ante la Demarcación de Costas que concedió el permiso: tanto por el uso de la playa para el paso de las excavadoras como por la construcción de la escollera.
Aunque las imágenes evidencian que las obras se han realizado a pie de playa, la visión del Patronato de Urdaibai es diferente. En un informe emitido el pasado 22 de julio, la directora del Patronato, Paula Caviedes, asegura que es una actuación urbanística que «se corresponde con suelo urbano», por lo que está fuera de la actuación del Patronato. En una escueta respuesta de tres párrafos, agrega que se ha informado «favorablemente» sobre la ocupación del área de dominio público marítimo-terrestre.
Que el Patronato califique, y tras pasar tres meses, un área a pie de playa tapada por el agua en marea alta como «urbana» suena más que a despropósito. ¿Ocurre lo mismo entonces con todos los acantilados de Urdaibai sobre los que se asientan los centenares de chalés que pueblan la reserva? Dudo mucho que los técnicos medioambientales avalen esa tesis. Más bien parece la mirada a otro lado ante el interés particular de una poderosa familia.
Sin hablar de que las obras se desarrollaron durante buena parte, hasta que el caso se difundió, sin ningún cartel ni perímetro de protección y la mala fortuna hizo que el pasado 23 de mayo un trabajador cayera de una altura de 15 metros y resultara herido en una pierna.
En tiempos tan convulsos y repletos de arbitrariedades por parte de las administraciones públicas, no es un buen ejemplo la respuesta del Patronato de Urdaibai. Ni que se hayan incumplido las condiciones impuestas por la Demarcación de Costas sin consecuencias para el infractor, se haya invadido la zona del dominio público-marítimo y, como remate, que las obras se acometan sin protecciones ni avisos hasta que sucede un accidente. Algún día el «todo vale» debería acabarse y entonces tendrá sus consecuencias.
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