La Justicia investiga si la Diputación vizcaína debe pagar una indemnización de 31 millones por el frustrado proyecto Habidite
La Diputación de Bizkaia se enfrenta a una indemnización multimillonaria por un proyecto urbanístico frustrado hace casi diez años: los casi 31 millones que reclama el empresario Jabyer Fernández por el incumplimiento de la Diputación del entonces novedoso proyecto Habidite, viviendas construidas en serie.
Habidite es el caso más importante en Euskadi de un empresario, Jabyer Fernández, que se enfrentó al poder y perdió: lleva en prisión más de tres años. Pero el empresario ya ha ganado dos pleitos que han condenado a la Diputación por su actuación “poco diligente” al frustrar la puesta en marcha del proyecto urbanístico.
Este caso se remonta a 2005 cuando Fernández, presidente del entonces grupo Afer (un conglomerado de 30 empresas que daban trabajo a 2.000 empleados de los sectores inmobiliario y de la construcción y que llegó a facturar 281 millones de euros en 2007), presentó públicamente el proyecto Habidite, avalado por el entonces diputado general de Bizkaia José Luis Bilbao. Se iba a crear una gran factoría en la localidad vizcaína de Alonsotegi con una inversión de 60 millones de euros y 1.100 empleos. Todo un reclamo electoral para los políticos y la Diputación de Bizkaia lo apoyó ciegamente. “Es un proyecto serio y una empresa seria”, afirmó en febrero de 2007 José Luis Bilbao. En los meses anteriores políticos de todos los colores, altos cargos y periodistas fueron invitados al txoko que tenía Fernández en su fábrica de Ortuella para mostrarles el innovador proyecto. Casi todos quedaron maravillados e incluso algún periodista hizo de adalid de la fábrica ante los políticos que tenían sus dudas.
El apoyo público era una bicoca para el empresario: se firmaron tres convenios en los que se garantizaba que la Diputación iba a comprar las primeras 1.500 casas. Es decir, un negocio con la facturación inicial garantizada. Los problemas empezaron pocos meses después, en el verano de 2007, cuando constructores vascos se quejaron personalmente ante José Luis Bilbao. Jabyer Fernández podía frustrar muchos otros proyectos inmobiliarios y repartirse la mayor porción de la tarta del siempre suculento pastel de la construcción. Ahí estuvo la clave de que el proyecto Habidite fracasase. Bilbao tuvo que empezar a recular pero lo hizo con pausa, mientras Fernández seguía avanzando en su proyecto. El empresario era uno de los dos primeros adjudicatarios de contratas públicas en Bizkaia en esos años.
La ruptura entre el empresario y el poder se consumó en 2009, cuando la Diputación rescindió por los retrasos cuatro obras adjudicadas al grupo Afer por más de 35 millones de euros. Era una decisión inédita que incluso provocó malestar en el grupo del PNV de las Juntas Generales de Bizkaia por no haber sido informados previamente por el diputado general. Fernández se sintió traicionado y empezó su guerra personal contra Bilbao, quien también vivió los meses más duros de su mandato al frente de la Diputación. Conversar en privado con uno u otro sobre este asunto servía para comprobar la inquina muta que se tenían. “Quiere ser lehendakari. No le puede ni ver a Ibarretxe”, decía Fernández por Bilbao en aquellos años. “Habría que saber dónde guarda los fajos con billetes”, espetaba el diputado general en alusión al empresario, a quien se dirigía como un “individuo” que no había pagado a Hacienda.
La batalla la perdió Fernández. Su declive empresarial le obligó a vender el solar donde iba a acometer otro negocio: el mayor proyecto urbanístico de Euskadi, 2.000 pisos en Barakaldo. El IVA de 43 millones de euros de esa operación (que debía haber pagado a la Hacienda vizcaína por la venta del suelo) lo utilizó para sanear su grupo. A diferencia de otros empresarios, no logró el aplazamiento fiscal. Intentó negociar los retrasos de sus pagos con Hacienda tanto con el diputado general de Bizkaia como con el propio presidente del PNV, Andoni Ortuzar. “Le dejaron caer”, aseguraron quienes conocen cómo funcionan las peticiones de aplazamientos de deudas. El que fue su mano derecha en Habidite y entonces presidente del Athletic, Fernando García Macua (Fernández le aupó al cargo con su dinero), le denunció con otros socios por el uso de aquellos 43 millones de euros y empezó su vía crucis judicial.
El empresario Jabyer Fernández, en prisión desde 2015 por insolvencia punible, saldrá a la calle el 10 de enero. Estará siete meses más en la cárcel por su elevada deuda fiscal
En 2014, la Audiencia de Bizkaia le condenó a tres años de prisión por insolvencia punible en la operación del solar de Barakaldo, aunque le absolvió del delito fiscal pedido por la Diputación, que exigía otros cuatro años de cárcel y una indemnización de 80 millones. Desde el 4 de junio de 2015 Fernández está en la prisión de Zaragoza. Debería estar ya en la calle pero, debido a su alta deuda fiscal, ha visto aumentada su pena otros siete meses. Salvo sorpresa, saldrá libre el próximo 10 de enero.
Pero el empresario también tenía sus pleitos contra la Diputación vizcaína por el incumplimiento de los convenios de su fábrica de viviendas. La institución foral decidió comunicar en 2009 (en pleno enfrentamiento con Fernández) a la UE si los convenios podían ser ayudas de Estado, en una decisión sorprendente ya que había transcurrido casi dos años y medio después de firmarlos. La Comisión Europea dictaminó en 2012 que eran ilegales. Aunque con un matiz: no cumplían la ley por no haber sido notificados cuando se firmaron, en 2006. Las autoridades europeas revelaron que incluso podían haber tenido acceso a ayudas de la UE por 10,5 millones de euros. La Diputación decretó, con ese informe, la nulidad de los convenios y pretendió dar por cerrado el asunto.
Jabyer Fernández interpuso denuncias en la vía administrativa y judicial. Primero el Tribunal Superior, en 2014, le dio la razón al no existir argumentos para la anulación de los convenios y el Tribunal Supremo, el 25 de mayo de 2017, confirmó el fallo al constatar el “poco diligente comportamiento de la Administración“. Estas sentencias han obligado a la Diputación vizcaína a retrotraer a su inicio el expediente de los convenios. Hasta ahora, el proyecto ha supuesto una inversión de 4,7 millones de euros en la compra del suelo de la frustrada fábrica y otros 700.000 euros en gastos jurídicos de los pleitos, según los datos aportados por la institución foral.
Los abogados de Fernández exigieron, hace más de un año, por la vía administrativa una indemnización de 18,6 millones, una petición rechazada por la Diputación vizcaína. Además, el pasado año, en concreto desde el 16 de octubre, Tribunal Superior de Justicia del País Vasco inició una investigación sobre la responsabilidad patrimonial de la Diputación por el frustrado proyecto. El caso ha pasado al juzgado de lo contencioso administrativo número 5 de Bilbao, que el 8 de marzo pasado aceptó la petición de los abogados de Fernández de exigir a la Diputación de Bizkaia todos los informes técnicos y jurídicos elaborados para avalar el proyecto.
El Tribunal Superior vasco de Justicia ha abierto además otra investigación, el pasado 23 de octubre, sobre la demanda de Fernández (tras ser rechazada en la vía administrativa) de indemnizaciones. La denuncia completa el informe anterior y, en un escrito de 77 páginas, eleva el perjuicio causado al empresario hasta los 30,8 millones de euros: 8 millones corresponden a los gastos en I+D de Habidite; 6 millones en la subvención perdida del Gobierno vasco; 10,5 millones, las ayudas de la Unión Europea igualmente frustradas; 3,3 millones por lucro cesante ( y 2,9 por el daño moral a la empresa.
La demanda resalta la “nula voluntad” de la Diputación vizcaína de desarrollar el proyecto a partir de 2009 y apunta, como ejemplo, que los suelos donde iba a ubicarse la fábrica (una vaguada que debía rellenarse) no se compactaron para albergar una factoría, lo que ya se denunció en 2009 por vecinos. “Se incumplieron ya entonces con todo ello las propias previsiones expresas de los convenios firmados”, señala la demanda, que acusa a la Diputación de “dar por enterrado” el proyecto “sin ninguna explicación por la simple vía de hecho”.
La denuncia justifica la petición de la abultada indemnización por la imposibilidad de retomar el proyecto industrial. “No hay terrenos suficientes, ni adquiridos, ni expropiados, ni suelos adaptados, ni instrumentos urbanísticos, ni proyectos técnicos actualizados, ni voluntad política de llevar a cabo este proyecto. Hablar hoy en día de su ejecución es una notoria quimera”.
El empresario pide a la Justicia la toma de declaración del entonces diputado general José Luis Bilbao, la entonces diputada de Innovación Izaskun Artetxe y otra quincena de testigos, entre empleados de empresas del grupo Afer, vecinos propietarios de los suelos, ingenieros y peritos.
De nuevo, asistimos a la amenaza de otro agujero en las arcas públicas por una gestión deficiente. Lo que iba a ser el paradigma de la innovación y que iba a crear 1.000 empleos, de momento ha costado 5,4 millones sin ningún rendimiento. Si la demanda prospera, se añadirán otros 30,8 millones de euros que saldría del dinero de todos los vizcaínos. Y seguro que no aparece ningún responsable.
Carlos
19 noviembre, 2018at12:14 pmLa vaguada se utilizó como escombrera de forma ilegal ahorrándose las empresas adjudicatarias del corredor del cadagua más de 12.000.000 € Esa era la jugada.
Gabinin
20 noviembre, 2018at6:24 pmA mí me han dicho que JAbyer está ya en la calle. Un conocido mío le vio por Bilbao (no sé si sería en un permiso))