La «automoción» de censura del PNV contra su alcalde en Mundaka, en riesgo por la ley antitransfugas

La “automoción” de censura del PNV de Mundaka (Bizkaia) contra su alcalde (un hecho inédito en un ayuntamiento vasco) está en riesgo y pendiente del informe jurídico que elabore el secretario municipal. El motivo es la salvaguarda contra el transfuguismo que establece la ley electoral. Este lío jurídico se debe dilucidar en el pleno municipal convocado para el próximo 30 de septiembre.

La crisis municipal en Mundaka (gobernado por el PNV con mayoría absoluta de sus 6 concejales, frente a los 3 ediles de EH Bilbu) se hizo pública el 7 de septiembre, por parte del propio PNV de la localidad vizcaína. Argumentó “falta de coordinación” con el alcalde Mikel Bilbao Ruiz, quien encabezó la candidatura peneuvista como independiente. Los desencuentros venían desde prácticamente el inicio de la legislatura, hace poco más de un año. Los peneuvistas sostienen que no ha consensuado sus decisiones con el grupo municipal. Otras fuentes de la localidad aseguran que el alcalde “no se ha plegado” a avalar proyectos o aprobar contrataciones.

En este caso, al tratarse de un independiente, el PNV no ha podido adoptar ninguna medida disciplinaria y se ha encontrado con un apartado de la ley electoral (LOREG), cuyo artículo 197.1 regula la presentación de una moción de censura contra un alcalde. Para frenar el transfuguismo de los cargos públicos, existe un párrafo que señala textualmente que “en el caso de que alguno de los proponentes de la moción de censura formara o haya formado parte del grupo político municipal al que pertenece el Alcalde cuya censura se propone, la mayoría exigida en el párrafo anterior se verá incrementada en el mismo número de concejales que se encuentren en tales circunstancias”.

En Mundaka, los concejales que han promovido la moción son 5 y, con esa exigencia, necesitarían el apoyo de 10 ediles en una corporación conformada por 9 corporativos. Una imposible aritmética.

Para intentar salvar esta situación, la Asamblea Municipal del PNV de Mundak acordó el pasado 1 de agosto declarar “transfuga o expulsado”  del grupo municipal al alcalde, una decisión que se le comunicó al afectado el 17 de agosto y se le notificó formalmente el 7 de septiembre.

La moción de censura se ha materializado el pasado 16 de septiembre, en un escrito enviado al secretario municipal. Gran parte del (dos folios de cuatro de los fundamentos jurídicos) se dedican a justificar que no se debe aplicar la salvaguarda del transfuguismo al afirmar que “el que actúa como transfuga es el alcalde, que se ha separado del grupo municipal que le sostenía”. El afectado se ha mantenido en silencio desde que se difundió la crisis municipal. Fuentes jurídicas no lo ven tan claro como el PNV, al señalar que el alcalde no ha actuado como un transfuga.

Mikel Ruiz quiso delegar su cargo en la primera quincena de agosto, para disfrutar de sus vacaciones, en una de las dos tenientes de alcalde del PNV pero recibió la negativa por el enfrentamiento existente. Tras ello y, en plena bronca interna, cesó a los dos tenientes de alcalde peneuvistas y nombró en esos cargos a dos concejales de la oposición (que ante la minoría municipal no lo aceptaron). “Un acto de evidente transfuguismo”, aseguran los concejales del PNV en su escrito de moción de censura.

La gestión municipal de las últimas legislaturas en Mundaka (gobernada desde la democracia siempre con mayoría absoluta por el PNV) ha estado rodeada de polémica. El anterior alcalde, Aitor Egurrola, permitió durante cuatro años, de 2015 a 2018, la celebración del controvertido Mundaka Festival en un área pública, incumpliendo la ley de la reserva de Urdaibai, eximiendo a los organizadores (la entidad privada Emankor Sarea) del pago de tasas, suministrándoles gratis la electricidad, agua, recogida residuos e incluso seguridad policial  y cerrando el polideportivo municipal durante tres días a los vecinos para uso del festival. Solo el último año, en 2018, les giró, tras el requerimiento del secretario municipal,  tres facturas de casi 20.000 euros. El Gobierno vasco impuso una multa de 3.000 euros a los organizadores  por la invasión de espacio público.  Después de estos problemas, en 2019 el festival se trasladó a la contigua localidad de Bermeo.

La anterior corporación también avaló el controvertido derribo (dejando solo una fachada) de un edificio histórico, el Palacio Larrinaga,  para construir un parking subterráneo de 110 plazas y ocho viviendas. Igualmente incumplió tres leyes de transparencia al ocultar la información urbanística de unas polémicas obras en el chalé de la familia Atutxa a pie de playa.

El todavía alcalde, según diferentes fuentes consultadas, se ha resistido a “tragar sapos” del pasado y el presente y esa han sido las principales razones del distanciamiento con su grupo municipal. La apuesta del PNV por un independiente en Mundaka ha sido muy diferente a la anterior experiencia. El actual diputado general de Bizkaia, Unai Rementeria, accedió en 1999 como concejal por el PNV sin estar afiliado y fue alcalde de 2007 a 2013. Uno de los actuales ediles peneuvistas, firmante de la moción de censura, es su hermano Josu Rementeria.

La situación en este pequeño municipio (no llega a los 1.900 habitantes censados) es todo un polvorín. El secretario municipal, de quien los vecinos destacan su profesionalidad “y no plegarse al alcalde de turno como su antecesor”, tiene ahora la papeleta de dictaminar si hay transfuguismo y de quién para validar o no la moción de censura. El caso además puede judicializarse si cualquiera de las dos partes recurre a los tribunales si el informe del secretario no les satisface. Un auténtico marrón.