Un informe pericial tampoco ve motivos para el derribo de las estacas del vecino de Zamudio
Un nuevo informe pericial ha confirmado que no hay motivo para el derribo de las estacas del vecino de Zamudio que sufre ya 20 años de acoso continuado por este caso. El informe aparece en la nueva investigación abierta, tras la demanda presentada por la familia de Zamudio que impulsa el hostigamiento durante las dos últimas décadas contra José María Zarate. La denuncia se tramita en un juzgado de Bilbao en contra de la anulación, por parte del Consistorio, de un decreto de hace 11 años que propició el acoso al vecino.
La orden municipal, dictada en 2014 y anulada hace más de un año, ordenó el derribo de unas estacas en la propiedad del residente, pese a que esta actuación ya motivó unos años antes la condena de la entonces alcaldesa Sorkunde Aiarza (PNV), quien tuvo que dejar el cargo tras ser inhabilitada.
El afectado es José María Zarate, quien desde la década pasada sufre la persecución del ayuntamiento por la colocación de unas simples estacas en su propiedad.
Los palos fueron derribados ilegalmente en 2006 por la exalcaldesa Sorkunde Aiarza. Por esa decisión, fue condenada por los tribunales por prevaricación e inhabilitada durante nueve años para cualquier cargo público al haber ordenado el derribo “a sabiendas de su manifiesta ilegalidad” y de “forma arbitraria”, y las estacas tuvieron que reponerse.
Pero el acoso prosiguió. Las dos sentencias judiciales que condenaron en 2011 a la exalcaldesa fueron incumplidas por el ayuntamiento de Zamudio, que hasta tres años después, en 2014, no aprobó la licencia de obras y la recolocación de las estacas. Lo hizo después de un tirón de orejas de la Audiencia de Bizkaia, que advirtió al ayuntamiento de «renuencia o entorpecimiento injustificado en la concesión de la licencia [para reponer las estacas] al recurrir a argumentos ya rechazados» Entonces, el vecino pudo reponer los palos en su propiedad.
Sin embargo, meses después, el anterior alcalde Igoitz López informó a Zarate que el conflicto continuaba abierto “a instancias de varios vecinos” y ordenó la nueva retirada de las estacas en un decreto. A día de hoy, 11 años después, el consistorio sigue sin facilitar la licencia de fin de obra.
Otra anomalía es que el decreto de 2014 fue una resolución “fantasma”, ya que no se notificó al vecino hasta tres años después. De hecho, según las declaraciones en los pleitos judiciales de este caso, ese decreto de 2014 no ha tenido la preceptiva firma del secretario municipal.
La anulación de la orden, diez años después, fue firmada hace más de un año (el 26 de enero de 2024) por el actual alcalde Lander Aretxabaleta, del PNV igualmente. La razón esgrimida fueron las dudas sobre la decisión tomada en 2014. “Alberga al menos algún umbral de duda que debe ser despejado”, señala el ayuntamiento.
El Consistorio se refiere a la titularidad del camino donde están las estacas. En su estrategia de acoso al vecino, ha querido demostrar que el camino es público (con la intención final de derribar los palos), cuando las sentencias judiciales que condenaron a la exalcaldesa Sorkunde Aiarza señalaban que es un camino de titularidad privada, algo también ratificado en el catastro.
Desde 2018, el Consistorio ha abierto varios expedientes sobre el camino y finalmente en 2020 aprobó declararlo como público. Solo en las gestiones para dicha declaración, el Ayuntamiento se había gastado hasta finales de 2018 más de 12.500 euros, según certificó entonces el interventor municipal.
El vecino ha recurrido a los tribunales y dos sentencias ya le han dado la razón, en 2022 y 2023. La última fue sobre el decreto “fantasma” de 2014 y el juez reprochó al Consistorio que acudiera a la Justicia, puesto que la revocación del decreto la podía ejecutar el propio ayuntamiento sin permiso judicial. Incluso apuntaba a que el decreto podría ser ilegal.
La anulación del decreto “fantasma” por el Ayuntamiento no gustó nada a la familia que inició el acoso hace dos décadas. En enero presentó una demanda ante el juzgado de lo contencioso administrativo número 5 de Bilbao en el que acusaba al ayuntamiento de “desviación de poder” y “dejación de funciones”.
Como publicó este blog, en su respuesta a la demanda, en un escrito de 165 folios fechado el pasado 20 de febrero, el Ayuntamiento de Zamudio rechazó que el camino donde están las estacas sea público, en contra de la propia declaración aprobada en 2020 por el Consistorio. “Ha quedado patente, desgraciadamente, que no existe ninguna resolución que avale la naturaleza del camino Uxina, que de momento está en el limbo, y por ello no puede ordenarse una retirada de unos elementos en base a una demanialidad de un camino no acreditada”.
Un nuevo informe pericial, presentado por la defensa del afectado y firmado el pasado 28 de abril por el ingeniero agrónomo Carlos Zubeldia, corrobora ese carácter privado. Concluye es un camino de “servidumbre de paso del dominio privado” perteneciente al vecino hostigado, quien ha colocado unas estacas “que no impiden el paso y cuyo objeto es delimitar y proteger el cultivo de viñas existentes en su colindancia”
La nueva judicialización del increíble acoso a un vecino de Zamudio, que dura ya 20 años, confirma lo que viene ocurriendo. No hay motivos para el derribo de sus estacas, según un nuevo informe pericial, que ya supusieron la inhabilitación, hace 15 años, de la entonces alcaldesa. Lo urgente es cerrar este caso, dejar en paz a un vecino que ha tenido la osadía de enfrentarse a las administraciones y tomar nota para que no vuelvan a ocurrir este tipo de hostigamientos.
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